Veinte años atrás, después de la boda de la Bella y la Bestia, ambos fundan una nación unida a todos los reinos del mundo que fue llamada Auradon. Para asegurar la paz, decidieron encerrar a todos los villanos y sus secuaces en la Isla de los Perdidos, un paraje alejado del reino, cubierto por una barrera mágica para impedir su escape y que cualquier tipo de magia cayera en sus manos. En la actualidad, el hijo adolescente de Bella y Bestia, Ben, está a punto de ascender al trono. Teniendo la misma perspectiva de su madre de ver lo mejor en cualquier persona, les hace saber a sus padres su primera proclamación como rey. La elección de cuatro hijos de villanos para que puedan vivir en Auradon y se les dé una oportunidad al no ser culpables de los crímenes de sus padres. Les revela los descendientes de los villanos elegidos, los hijos de la Reina Malvada, Jafar, Cruella De Vil y Maléfica, siendo esta última la que consterna a su padre por considerarla como la más peligrosa, sin embargo, Bella convence a su esposo de aceptar la idea de su hijo. En la Isla de los Perdidos, Mal (la hija de Maléfica), Jay (el hijo de Jafar), Evie (la hija de la Reina Malvada) y Carlos (el hijo de Cruella de Vil) viven de forma malvada aterrorizando a los habitantes, sin embargo, son notificados por Maléfica su elección para ir a vivir a Auradon, sin embargo, revela usar está oportunidad para enviar a sus descendientes a robar la varita mágica del Hada Madrina y usarla para derribar la barrera mágica que rodea la isla y comenzar la invasión a Auradon de una vez por todas. Para lograr su objetivo, la Reina Malvada le entrega a su hija lo que resta de su Espejo Mágico y Maléfica le da a Mal su libro de hechizos. Una limusina llega para llevarse a los chicos. Usando un control remoto, la barrera mágica se abre y crea un puente mágico que les permite llegar al reino.